El primer martes después del primer lunes cualquiera,
Cleopatra alumbra un hijo del César,
mientras en los manicomios sólo se habla
de barras, burros, elefantes y estrellas.
Dicen que nos incumbe a todos
porque la globalización se mueve con motor de superpotencia:
todos los muertos huelen a hamburguesa
desde San Salvador hasta las cárceles de Indonesia.
Nos apartan la mirada
con los ojos como platos de fast food.
No hay moros en la costa este,
el salvaje oeste se enseña en high schools.
Cuando el cinturón bíblico aprieta,
está prohibido bajarse el pantalón.
El primer martes después del primer lunes cualquiera,
a nosotros, no nos dejan elección.
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