al país nocturno
de tu desnudez.
Ponte un beso mío
donde lo creas oportuno.
Ponle tu piel
a las manzanas rojas
de mi tentación,
pon una granada
de carmín explosivo
en mi razón,
ponte en marcha
y convierte en cenizas
el siglo ventiuno.
Pon algo de ti
en la mujer eterna
que te sostiene el nombre.
Pon una sonrisa
en el mapa facial
de tu tristeza.
Pon la medianoche
en el centro neurálgico
de tu vientre,
pon tu cuerpo
y sálvame con él
de la intemperie,
pon a este hombre
en el hogar salvaje
de tus cavernas.
Ponle sentimiento
-por favor no lo olvides-
a tu presente de indicativo.
Ponte a salvo
de los besos que no dejan cicatrices.
Pon punto y seguido
detrás de cada marzo,
pon -desde la cama-
tus medias color grana
sobre mis zapatos,
ponme cada gesto tuyo
sobre cada gesto mío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario