La luz de la escena muestra dos niños.
El primero es un niño callado.
El segundo se muestra dicharachero.
Uno tuerce el gesto, el otro sonríe.
El primero tiene miedo de los perros.
El segundo, en cambio, los persigue.
El primero dibuja nubes grises.
El segundo tapa el sol con la mano.
El primero reza antes de dormirse.
El segundo no recuerda lo que sueña.
El primero juega al escondite.
El segundo busca nuevos amigos.
¿Qué niño será, con el tiempo, poeta?
Exacto. El niño que, desde la sombra,
observa a ambos y se da cuenta
de que, bajo el ruido y la niebla,
no hay ninguna diferencia entre los dos.
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