domingo, 23 de octubre de 2016

LAS MISMAS DERROTAS QUE TÚ

Siéntate a leer con los ojos de la gente que se empeña
en ver cosas distintas al mirar la misma luna.
Al fiambre que no aprende se lo carga quien no le enseña.
Roba quien quita la razón sin dar, a cambio, alguna.

Conócete en los que pasaron antes por la senda
que une y separa tu cabeza y tu corazón.
Nada dirá más de ti que lo que sientas.
Si no hay parte de otros, no es tu verdadero yo.

Cuanto más mires al de enfrente verás menos diferencias.
También decidieron su destino a cara o cruz.
Se hace cuesta arriba declarar la guerra
a quien ha sufrido las mismas derrotas que tú.

No son los rayos los que te convierten en sol,
es cómo actúas durante la tormenta.
Aquí estoy para aguantar contigo el chaparrón,
para girar contigo por la tierra.


miércoles, 19 de octubre de 2016

VISITE NUESTRAS INFRAESTRUCTURAS FLUVIALES

Todo ocurrió en esa estación del año
que separa el otoño del invierno.
Nadie había visto antes tanta lluvia
dentro de las casas en esa parte del país.
Ella no se despertó hasta los primeros ladridos
de los gatos que volvían de Catral por la mañana.
El miércoles trajo en las manos una especie
de ramo de flores ciertamente lamentable.
Y todo, por la ciudad, estaba lleno
de un familiar olor a patata asada.

Caminaba sin convicción. Como quien huye
con la boca pequeña del tabaco.
Ni siquiera tuvo que acelerar el paso cuando se cruzó
con Toni Culebra en una avenida a la que llamaban la roja
por el verde de unos aligustres de tres pares de narices.
Habitualmente escapaba de él porque, de entrada,
distaba muchísimo de estar bueno
y, además, fracasaba sistemáticamente
cuando trataba de esconder que era un auténtico imbécil.
Pero, por suerte, Toni no reparó en ella.
Ni siquiera le lanzó una mirada a las tetas
con aquello que guardaba bajo las gafas de sol.

Orgullosa del ruido de sus propios tacones,
llegó a la altura del Azahar Patio.
Hacía lustros que desayunaba allí
un té gyokuro con leche semidesnatada
y dos torrijas que preparaba el hermano
gemelo del barman en plan artesano.
No obstante, en la fecha de autos,
no sintió necesidad alguna de parar a dar bocado.
Máxime cuando el local de moda
estaba de gente hasta la bandera.
"No me jodas que no para" masculló
al ver pasar de largo un autobús
cuyo conductor ignoró los aspavientos
con que intentaba detenerlo.
La desgraciada circunstancia
hizo que tuviera que adentrarse a pie
en el puente sobre un río que, por no comprometer
seriamente la seguridad del lector, no revelaré.
No le había confesado nunca a nadie
que siempre experimentaba excitación sexual
en las infraestructuras fluviales.
Con buen criterio, tampoco ella misma se preguntaba por qué.
Pero no sintió nada en aquel trayecto.
De hecho, se percató de que llevaba días sin ponerse cachonda.
No se preocupó ni se lamentó por ello.
Constató el hecho con total asepsia.

Aún no había arribado a la ribera
cuando vio a una niña pelirroja que le miraba.
Le pareció que le sonreía pero ella
no lo hubiera puesto por escrito.
Lo que era seguro es que, tras unos segundos,
la criatura se dio la vuelta y comenzó a alejarse.
Nuestra mujer, obedeciendo su primer impulso,
fue tras ella vaya usted a saber con qué objetivo.
Era rápida la demonia. No recortaba la distancia
a pesar de la diferencia de tamaño entre las dos.
A cualquier observador imparcial le hubiera parecido
constitutiva de delito aquella persecución infantil.
De pronto, en medio de otra repentina quietud,
la niña se detuvo y le miró con otro rostro.
Cuando, poco a poco, consiguió apartar los ojos
de la pequeña inalcanzable,
reparó en que aquéllo había terminado
en el área privatizada del cementerio municipal.
A partir de ahí, todo fue muy rápido:
el inconfundible sonido de los cristales rotos
de una botella estampada contra la tapia del camposanto
siempre que termina un botellón,
la luz lejana, como de estrella cutre,
de los faros de un trasto que pasaba
en ese momento por una autovía próxima
y el dedo de la fantasmilla pelirroja
apuntando en dirección a una lápida
con un más que tópico epitafio
y con el nombre de la protagonista de esta crónica
grabado, rotundo, en la piedra.
El miedo golpeó su corazón de cadáver
al leer escrito su apellido con la misma
falta de ortografía que venía viendo desde el colegio.
La mancha de ignorancia con la que habían emborronado su vida
pretendía ponerle tachones a su muerte.
Y eso era algo que Arturo Pérez-Reverte
debería hacerles pagar a esos zoquetes. 

domingo, 16 de octubre de 2016

LA PRÓXIMA ARTIMAÑA

Ternura, deseo, respeto, amor.
Alegría, nostalgia, esperanza.
Recuerdo, sueño, tormenta, dolor.
Miedo, placer, zozobra, confianza.

Complicidad, cariño, alegría.
Verdad, gozo, tristeza, admiración.
Realidad, ausencia, fantasía.
Felicidad, melancolía, pasión.

Afecto, excitación, afinidad.
Plenitud, aire, ansia, anhelo.
Euforia, pertenencia, necesidad.
Disparate, bienestar, encuentro.

¿Cuál será la próxima artimaña para conseguir
detallarte qué siento por ti en diecisiete versos?
Debe resultar violento el espectáculo
de ver a alguien intentando escribir
lo que sólo puede expresarse con un beso.




sábado, 15 de octubre de 2016

DUEÑ@S DE MAÑANA

Hay niños cuyos monstruos no se van al encender la luz.
Niños que viven en el lado adulto de la aurora.
Niños más fuertes que su salud.
Niños tan tristes que no lloran.

Hay niñas que no ven del cielo más que el escaparate.
Niñas que saben crecerse ellas solitas.
Niñas que pierden las guerras frías de sus padres.
Niñas con más otoños de los que necesitan.

Hay niños que se deshacen haciendo cosas en Taiwán.
Niños a quienes alguien dijo que son de otro color.
Niños que, a contracorriente, alcanzarán el mar.
Niños que, pese a su borrasca, traerán el sol.

Hay niñas proscritas de la escuela.
Niñas a quienes no dejan ser príncipe ni rana.
Niñas que derribarán todas las puertas.
Niñas que serán las dueñas de mañana.


martes, 11 de octubre de 2016

ME GUSTA SER YO

Te diría que vivo tu vida intensamente,
que toco tu cuerpo como si fuera el mío,
que hago las vocales con ojos para verte,
que me sales de la boca cuando sonrío.

Te diría que mi súperpoder es necesitarte,
que cuando tienes miedo me despierto de repente,
que me duermo siempre en la víspera de abrazarte,
que unes mis cristales rotos sin ser consciente.

Te diría que me ocurres en todo lo que me pasa,
que me gusta ser yo cuando me cuentas un secreto,
que te quiero con cada escombro de mi alma,
que te siento a cada paso que da mi pecho.

Te diría que en el silencio suenas aún más fuerte,
que amo sobre todas las cosas las que tenemos en común,
que atraso los relojes para volver a conocerte,
que me gusta ser yo... ser yo cuando me nombras tú.


sábado, 8 de octubre de 2016

YO NO ME ILUSIONARÍA

Llega un día en que, de pronto, te das cuenta
de que no cuadra el guión del Pentatéuco,
de que hay corintios a los que las cartas no les llegan,
de que del templo nunca echan al dólar, al yen, al euro.

No es creíble que, pudiendo elegir a cualquiera,
un ser superior escogiera al ser humano.
No hay verdad para tantas religiones verdaderas.
La eternidad nos pronunciará a todos en vano.

¿Prometer siete vírgenes funciona todavía?
Yo no me ilusionaría, queridos hermanos,
con que nuestro padre fuera algo más que biología,
física, química, azar, golpe y porrazo.

Ya sé. Cuesta pensar que vivimos sin red,
que la muerte es una una inapelable destrucción.
Pero tenéis ahí unos brazos donde poner la fe,
esos mortales que os quieren son el único Dios.


lunes, 3 de octubre de 2016

CONTRA EL FRÍO

A la vista está que no nací para ser valiente
pero sólo tú sabes que estoy muerto.
Desde entonces, he cumplido años todos los meses
y he sufrido los rigores de no conciliar mis sueños.

El corazón desnudo lucha contra el frío.
Entre las cosas que te escribe Álvaro Trece,
tengo que reconocer que hay algún verso mío
que no tuve tiempo de leerte.

Siguen pasando cosas buenas y cosas malas.
La diferencia es que nada está completo.
Señales de tráfico indicando que faltas.
El día a día sin alma de un esqueleto.

La diferencia era tu pura y simple compañía.
Me convertí en alguien que brotaba continuamente de ti.
A veces aprieto tu mano de fotografía.
Por un instante, siento que el frío huye de aquí.