nos ha unido en este tiempo medido en letras.
Yo me quedo en poner versos en un papel
pero sólo tú puedes hacer de ellos un poema.
Tú haces verdad los dogmas de un farsante.
El escritor no habla sino la lengua del lector.
Tomas mi silencio gráfico y cobarde
y lo conviertes en hazaña de nuestra voz.
Yo revivo mientras tú me relees.
Yo siento cuanto tú te conmueves.
No hay metáfora si no te vuelve del revés,
si no te mojas cuando sueño que llueve.
Sin cómplice implicado no hay autor confeso
que pueda curar la realidad con palabras
ni que transmita en dos sílabas la enfermedad del beso.
Yo existo lo que perduro en tu mirada.
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