Uno de esos días en que muero
de palabra, de obra y pensamiento.
Uno de esos días en que miento
y no cuento al lector lo que te quiero.
Uno de esos días de aguacero.
Nubes en la salud del firmamento.
Domingos del antiguo testamento.
Flores hastiadas del invernadero.
Uno de esos días en que sola
está mi piel en el mar de la herida,
hablándole del sol a la farola.
Uno de esos días sin salida,
cuando dentro de cada caracola
suena nuestra canción de despedida.