No, el producto interior bruto
de la Nueva Orleans del diecinueve
no cayó por la baja implicación
de los esclavos de las plantaciones.
No, no fue la tripulación
la que no quiso ver venir el iceberg.
No, la ruina del verano
no viene del salario mínimo
de las malditas gotas de sudor.
No, el león y la gacela
no tienen las mismas oportunidades.
No, ninguna cigarra quiebra
porque la hormiguita viviera
por encima de sus posibilidades.
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