viernes, 6 de marzo de 2015

EL SILENCIO DE MAÑANA

Cuando pierdas la fe en ti misma, busca en mí.
Soy reflejo fiel de lo que puede crear una tormenta
si tú desnudas el aparato eléctrico del corazón.
El nombre de la tierra sigue siendo el mismo
pero todo ha mudado en algo que va hacia ti.

Te quiero como sangra frescura una manzana.
Como la función vital de un cuerpo dormido.
Despiertas emociones de luz desesperada
y los relojes piensan, ingenuos, que amanece
porque no saben medir el tamaño del deseo.

La distancia es una métrica cruel entre dos puntos.
Eso no me deja en una posición cómoda
cuando atravieso, en tu nombre, la puerta de mi pecho.
La realidad es exactamente lo que parezco.
Como si todas las muertes se curaran con versos...

Hablo de la continua y simultánea sensación
de ser completamente feliz y de perderlo todo,
de hacer el ridículo y de rozar la gloria,
de no poder respirar y de dominar el aire.
Hablo de ti. Hablo de mí. Hablo contigo.