miércoles, 12 de agosto de 2015

CUANDO LEAS ESTO

Cuando leas esto, no recordarás estas tardes
en las que celebro tus cumples por días.
Habrás crecido y no verás nada en tu padre
del tipo que cambiaba pañales por chucherías.

No recordarás que naciste persiguiendo el sol.
Serás una mujer como un castillo en el aire.
Habrás crecido a golpes de voz.
Habrás corrido más deprisa que las enfermedades.

Habrás incumplido algunas normas.
Escribirás ya mejor que yo.
Te resbalarán las cosas que a mí me importan.
Seré un actor de reparto en tu corazón.

Nos habremos enfadado en cada puerto.
Habrás vuelto alguna noche con olor a decepción.
Pero, mañana, cuando puedas leer esto,
escucharás aún, aquí, el presente de mí amor.


NO HAS VIVIDO

No has mentido
hasta que te finges a ti mismo los orgasmos.
No has soñado
hasta que desabrochas con los ojos el botón de un imposible.
No has querido
si no te has muerto alguna vez.
No has perdido
si sabes multiplicarte por la derrota.

No has ganado
si la victoria duele en la piel del otro.
No has volado
porque te has tragado que eres un ave de suelo.
No has besado
si tus labios pueden encontrar el regreso a casa.
No has mirado
hasta que miras con el sentido del tacto.

No has muerto
si aún te late algo más que la cabeza.
No has aprendido
si crees que los malos no empatan al final.
No has escrito
si el primer verso no lo tuviste que ladrar.
No has dormido
si has deshecho el lado cariñoso de la cama.

No has dudado
hasta que la fe se topa con un diagnóstico.
No has llorado
hasta que mamá no puede enjugarte las lágrimas.
No has traicionado
hasta que te muerdes la lengua
para no morderle la mano a quien te da de comer.
No has terminado
si te queda alguna esperanza que perder.


lunes, 3 de agosto de 2015

COMO TODOS LOS DEMÁS

Como todos los demás, intento parecer distinto.
Tropiezo, todos los días, con la misma fecha.
Todo lo que empiezo termina en femenino.
Cuando me siento culpable, elimino las pruebas.

Me pone triste ver que mi cuerpo ya atardece.
No creo las promesas electorales de Dios.
Soy un desgraciado con más suerte de la que merece.
Me caigo de cabeza cuando vuelo de corazón.

Me veo como el peatón que pusieron al volante.
Me enferma el frío con que, a veces, doy la mano.
Escribo versos para silencioparlantes.
Tengo un pacto de sangre con mi retrato.

No sigo terapia para mis ganas locas de abrazar.
En las grandes ocasiones, me desvisto de paisano.
Con placer, me adapto a la humedad.
Mitad héroe, mitad villano
como todos, como todos los demás.