jueves, 22 de marzo de 2018

SIN EL MENOR DE LOS RESPETOS

No hay predicado en esta historia para tanto sujeto.
Cuatro niños que se amigan desde que eran hombres.
Se quieren porque siempre se faltaron al respeto.
No facturan los errores. No perdonan los aciertos.

Cuatro nombres propios con alma de ajenos.
Se emborrachan si no tienen un cubata en la mano.
Dicen más porque hablan menos.
Para crudo invierno, el campamento de verano.

Cero novias para cuatro hermanos.
Más de acuerdo cuando menos razón tienen.
Si los mojas pasadas las doce, se vuelven humanos.
Si les tocas la risa, muerden.

Cuatro delanteros que no van por ahí metiendo goles.
Ciegos en el país de los vigoréxicos.
Gnomos que dan sustos a los troles.
Los mejores polvos los echan con el léxico.

No hay estrella que valga lo que cuatro actores de reparto.
Eternamente desagradecidos a Dios.
Más vivos tras cada parrafada de miocardio.
Más unidos desde que la vida les separó.

Cuatro lados de un triángulo escaleno.
Se le aparecen al fantasma de los carnavales pasados.
Hace sábados que se ahogaron en un puerto.
Cuando la felicidad no la vendían en hipermercados.

Cuatro mamíferos aficionados.
El póker que llevan los cenizos.
Van desarmados hasta los dientes.
Mentes de pecho enamoradizo.

Creen en que hay tontos en Marte.
Aprendieron amistad donde enseñaban balonmano.
Son güiscate de mi sangre,
el Alicante del que uno es ciudadano.


jueves, 1 de marzo de 2018

LA NOCHE EN LA QUE ÁLVARO TRECE RECIBIÓ SU MERECIDO

La noche en la que Álvaro Trece recibió su merecido,
muy lejos del barrio alicantino de los hechos,
Iván Torres orinaba fiesta en un helecho
que, menos mal, prefirió dejarlo estar y hacerse el dormido.

Un disco de Franco Battiato entraba en posproducción.
España perdió con Francia dos a uno.
Esperanza Gras cumplió otra vez ventiuno
dentro de un muy descolorido polo Lacoste.

La temperatura contribuía al disparate.
El índice nikkei daba ya por amortizada esa movida.
Mientras, en el cuarto de Eva Ulloa, la luz seguía encendida
detrás de unos prescindibles visillos de encaje.

Quique, no nos engañemos, había quemado aquella hamburguesa.
El tráfico era denso en súper tetas punto com.
Un eclipse de luna se observaba a la perfección
cada vez que Mrs. Robinson utilizaba una compresa.

Por si fuera poco, el propio Javi Pacheco
se veía inmerso en una cita a ciegas.
Las portadas de mañana ya estaban en imprenta.
Acababan de legalizar las casitas de muñecos.

Antes del frenesí, en las urgencias del hospital
Ana y Jorge se acariciaban muy despacio la mano.
Un perrito adoptó a un humano.
El insomnio de Luis duraba cuatro novelas ya.

Durante todo el tiempo que estuvo en el garito,
Pedro Calvo creyó erróneamente que ella le miraba.
Pierre Cutie condujo el trayecto Tolousse-Granada.
Gorka señalaba en el cielo la monserga del carrito.

Un indepe  ganó las primarias de Dakota del Sur.
Y poco más porque el emoticono de la risa aún no había nacido.
Cuéntame que demonios andabas haciendo tú
la noche en la que Álvaro Trece recibió su merecido.