viernes, 24 de noviembre de 2017

DEBERES PARA PADRES DE AMBOS LADOS DEL OCASO

Démosles una dieta equilibrada. Está bien.
Curémosles las pupas cuando se caigan. Cómo no.
Ayudémosles a sacar buenas notas.
Cultivemos sus hábitos de higiene.

Librémosles el camino de objetos peligrosos.
Vistámosles con argumentos contra el frío.
Defendamos la ciudad de su inocencia.
Retratémosles hasta vernos a nosotros mismos.

Pero, por encima de todo, démosles
la oportunidad de no descender siempre del mono.
Arranquémosles nuestro corazón lleno de rabia.
Asesinemos el cromosoma de nuestros complejos.

Por encima de todo, no criemos
ultras de nuestro grupo sanguíneo.
Pongámosles las gafas de dudar
de nuestra versión de los hechos.
Que nuestros hijos aprendan a decir te quiero
en el idioma de nuestro enemigo.
No infiltremos en sus tripas nuestros odios.
Que no vayan de la mano de papá hacia el precipicio.




miércoles, 1 de noviembre de 2017

NO HAY PELIGRO DE EXTINCIÓN

Tanto les da si me encuentran vivo o cuerdo,
son los molinos de viento los que luchan contra mí.
Busco glorias pasadas en el porvenir,
como todos los mamíferos varados en el tiempo.

Si no te me apareces en mitad de la noche,
sé que me voy a morir de miedo.
Si no mojas la tierra de mis dedos,
se va a secar el cielo en medio de la noche.

El amor es una contienda de dos
en la que sólo se ganan medallas de bronce.
El amor es una evidencia que se esconde
en la herida más abierta del cajón.

Los malos pensamientos son las buenas ideas del corazón.
Yo pienso en ti cuando quiero comprenderme.
Cuando no te miro, no soy capaz de verme
y me atropella un poeta producto de mi imaginación.

Le confié a un vaso de ginebra que te quería
y el domingo no ha vuelto más a ese cristal.
Comprobé que al hielo lo derriten las ganas de besar.
Me reconocí al ver aquella copa tan medio vacía.

A esta edad se llega con la fe hecha un cristo
y, sin embargo, creo en ti como un chaval intacto.
Con ilusión, no hay frío que extinga al dinosaurio.
Si te importo, qué importa que haga años que no existo.

Todas mis hormonas con la boca abierta viéndote
convertir unas risas enlatadas en alegría.
Incluso, sé de alguna estrella sombría
que se ha sentido sol cuando le mirabas.

Arrastro un dolor por soñar en mala postura,
como todos los mamíferos enamorados de un pececito.
Soy uno de esos bichos que se ponen a segregar ternura
en cuanto comparten algo contigo.


lunes, 4 de septiembre de 2017

TODOS LOS NÚMEROS UNO QUIEREN SER EL DIEZ

Todos los mentirosos quisimos falsificar tu gambeteo.
Todos los poetas soñamos dejar atrás a tanto inglés.
Todos los incrédulos creemos a un dios partenopeo.
Todos los números uno quieren ser el diez.

A todos los que te vivimos nos mató un tiro libre.
Nos ubicó en la infancia un pase tuyo.
Te veíamos hacerle goles al imposible
y nos sentíamos campeones de otro mundo.

Sacabas de esquina y rematábamos de corazón.
El mapa de tu zurda excedía la Argentina.
Todas las tribunas hablaban la lengua de tu inspiración.
Toda defensa era una civilización en ruinas.

Todas las pelotas son ciudadanas de tus pies.
Todas las redes te tildan de asesino.
Todos los números uno quieren ser el diez.
Todos se quedan a mitad de camino.


martes, 1 de agosto de 2017

HISTORIA UNIVERSAL

De mis años de prehistoria, queda sólo
el llanto y la risa de un niño remoto
que terminó por extinguirse.
La noche era un circo romano
y yo, un adolescente buscando un pulgar levantado
donde no había más que dedos hostiles.

Oposité con éxito a un cuerpo de lacayos,
a sueldo del bando contrario,
en el feudo falso de las maravillas.
Tras la última peste, tocó renacer
y, hasta la coronilla de morir de pie,
me conformé con vivir de rodillas.

En la lluvia de brumario, toca tierra el amor
y, más que en la cabeza, es en el corazón
donde cae el dolor como una guillotina.
No tener tus heridas entristece mi piel.
Abro los libros con la esperanza de leer
que, al menos, perdimos juntos Filipinas.

Tres décadas de bombas marcan mi fisonomía.
Bajo las piedras más tristes, aparece la alegría
cuando el hombre deja de caer sobre la tormenta,
aunque la sonrisa sea una luna de cartón,
aunque al otro lado del muro se quedara Dios,
aunque mañana ya haya perdido la guerra.





domingo, 16 de julio de 2017

GORDA

Creyó leer en sus labios un te quiero
y supo lo que era un premio literario.
Ella, que perdió la palabra en una báscula.
Ella, que nunca había existido en otros labios.

Obesidad dícese de la última enfermedad
de la que reírse resulta gratuito.
Hay una raza, con todos los colores en la piel,
de gente civilizada que hace burlas de un gordito.

Toda condición sexual se cumple hasta cierto peso.
Se tolera la diversidad hasta cierta talla.
No hay dos personas iguales ante la ley de la gravedad
y, sin embargo, escupen la diferencia a la cara.

Le pareció que aquellas manos le buscaban
y se sintió música fulgurante de sonido.
Ella, tan quieta siempre en una partitura.
Ella, con más de un mal sueño ya cumplido.



viernes, 30 de junio de 2017

INSTINTOS VEGETALES

Hay techos de una belleza sobresaliente.
Incluso hay algunas, pocas, capillas sixtinas.
Sin embargo, un techo, por alto que sea,
no podrá compararse nunca al cielo abierto. 
Parece difícilmente refutable. Pues bien,
yo siento en el tórax la misma diferencia
entre que tú estés involucrada o no lo estés
en la sucesión cotidiana de hechos
que los más pedantes denominan vida.
Todo sigue ocurriendo cuando tú no estás
y, a veces, ocurre adoptando forma de sonrisa.
Pero, cuanto más se parece tu ausencia a mi realidad,
más noto en el tórax la diferencia
entre tenerte o no tenerte cerca.
Afortunadamente, no encuentro una palabra
que describa cuando me faltas en los pronombres,
en los cubatas. Cuando me faltas
en el miedo, en el café, en el correo,
en las escaleras. Cuando me faltas
en las tertulias, en las películas, en el error,
en la respiración, en el quehacer, en el refugio.
Afortunadamente, es algo de lo que no me suelo hablar.

He dejado tantas veces la terapia para curarme
del deseo de saltar desde el octavo piso de quererte
que, en el pecho izquierdo,
alojo algo que está como una cabra.
En un taller de mi inconsciente tengo a un químico
trabajando en hallar el color de tu alegría
​porque verte contenta es la casa de mis ojos.
No se trata de bondad ni de altruismo.
Ni siquiera se trata de amistad desinteresada.
Se trata de que te quiero desde el sótano
hasta el octavo piso de ser yo.

Si no recuerdo mal, no estabas tú delante
el día en que los expertos descubrieron, a lo largo de ti,
un elemento del que no soy capaz de alejarme.
En todas las escenas se me aparece
un sentimiento de pertenencia al conjunto
que formamos las cosas que, de una forma u otra,
dicen algo de ti.
A menudo pienso que te crearon como respuesta
a los interrogantes de tristeza que van por ahí
rompiéndole los dedos a las manecillas del reloj.
Dentro de mi cabeza existe mucha gente
que admira tu forma de ser
​y que ​ha aprendido mucho callando y escuchándote.
Dentro de mi corazón hay una serie de grabados
que repiten un paisaje donde, si te fijas bien,
se nos ve a nosotros abrazarnos.

​Si te fijas bien, parecemos vivos como dos frutitas
que se enamoraron en una naturaleza muerta.
La otra tarde me topé con una planta de interior
que dirigía el tallo hacia el sol tras la ventana.
Ese pobre vegetal explica el movimiento del amor,
explica por qué yo te necesito detrás de todos los cristales
para que se abran los techos de belleza sobresaliente,
incluso las capillas sixtinas,
y mis pétalos de plástico puedan ver el cielo.     





miércoles, 14 de junio de 2017

NO HACE FALTA SER MUJER

Dos adultos, una manzana, una serpiente...
y resulta que toda la culpa fue de la señora.
No hace falta ser mujer para oler a injusticia,
para discutir con uno mismo ese relato
o para ver sus consecuencias en las hijas,
de las hijas, de las hijas del pecado.

La verdad es que nunca te llamaste Eva.
Viniste, como yo, de un cruce de caminos
pero nos educaron en orillas opuestas del presente.
Yo tenía que cazar no sé qué salvaje
y tú recolectar tardes de septiembre.

Ni que escribir tiene que no aprendimos a volar
pero algo me mantiene en la instantánea de un salto
y tú caminas bajo un techo de cristal discreto.
No me negarás que es más fácil darte un coscorrón
que hacerle sitio a las medidas de tu cerebro.

No hace falta ser mujer para advertir
que ser madre no es sólo el femenino de ser padre.
Hay preguntas que nunca me han hecho a mí
para las que tendrás que sacar de dentro una respuesta.
Cuando ladren los interrogantes,
corre detrás del instinto de ser feliz.

Me conocí en tus palabras desnudas
pero morirás en un ranking de las mejor vestidas.
Los hombres inteligentes​ no tienen cuerpo
pero, cuanto más miran los ojos tu interior,
más se obstinan en ver tu aspecto.

Sorprende verte descansada al despertar.
Duermes con un rumor, bajo la almohada,
de voces que opinan sobre lo que haces con el sexo.
Actúas con la libertad de quien sabe
que siempre habrá alguien que testifique contra su pecho.

Y estás aquí. Aquí que, para ti, es más lejos.
Aquí, donde se necesitan sospechosas.
Aquí, en un hábitat de género.
Aquí, donde queremos hacerte hombra.
Aquí. Aquí que, para ti, es más lejos.



jueves, 1 de junio de 2017

NI OFICIO NI BENEFICIO

Gracias a los que ejercen el oficio de maestro
pensando que ser maestro no es un oficio,
a los que ayudan a levantarse de un suspenso
y sacan las mates de la cuenta de beneficios.

A las profes que no se encierran en su asignatura,
a las que consiguen meternos en los mapas.
Son la voz con que nos llama la literatura
y convierten en futuro la historia contemporánea.

Acallan con palabras los gritos de texto.
Lo suyo es hacer un big bang todos los años.
Nos enseñan a leer fuera lo que llevamos dentro.
Nos aúpan a nuestro primer peldaño

Sobre la tabla periódica, edifican personas
porque la duda es el antónimo de la muerte.
Apuntan al corazón de las neuronas
porque el amor es la mayor ciencia que uno aprende.


lunes, 1 de mayo de 2017

RARA VEZ VERÁN USTEDES A UN TRISTE LLORAR

El mayor problema que tienen los llorones
es que no conocen la tristeza.
Así somos hasta que nuestros pies tropiezan
con la vida real repartiendo pisotones.

Por eso, rara vez verán ustedes a un triste llorar.
Rara vez los muertos se quejan de su salud.
Unos presumen de mesías, otros llevan la cruz.
Algunas vidas dejan pocas ganas de resucitar.

Habrán visto ustedes que la madre naturaleza
siempre dispara a gente desarmada.
Con el hemisferio norte del cerebro, las ratas
aprenden a ponerse a salvo de la tormenta.

Y allí, en uno de estos países instalados
por encima de la lluvia, estoy yo,
que al ir cumpliendo años me he hecho menor
porque mi traición es seguir en el mismo bando.

Ni ustedes ni yo hablamos ningún invierno
de la existencia de las muñecas de nieve.
Como si el femenino lo derritiesen.
Como si el frío lo escribiesen los muñecos.

Escuchen, la indiferencia de los ojos
es la que crea personas invisibles
y, tras la sonrisa de un selfie, un rostro
desaparece herido de que nadie lo mire.

¿Conocen una demostración de fuerza mayor
que ser capaz de mover un dedo por alguien?
Escuchen, muchos enanos sumarían un gigante
si cada cual no creciese en distinta dirección.

Aunque no funciono como dice el envoltorio,
soy tan débil que no me suelo averiar.
Rara vez soy cierto del todo.
Rara vez verán ustedes a un triste llorar.




viernes, 14 de abril de 2017

EN EL ROSTRO DE MIS HERMANOS

Llegó a la casa con la sonora chulería
de ser una edición de bolsillo lleno
y de tapa dura como la piedra 
de El Extranjero de Camus.
Como a esta altura ya habrán imaginado,
yo soy uno de los cincuenta ejemplares
de la única edición de El Inmigrante,
obra que mi creadora se empeñó en publicar
con el dinero que ahorró 
dejando de fumar tres meses.
Cuando vi mi rostro 
en el rostro de mis cuarenta y nueve hermanos,
me di cuenta de que nadie 
iba a tratarme como un libro.
Cuando El Extranjero apartó la mirada de mí,
me vi reflejado​ en los ojos de un guantazo.

Yo permanezco en este domicilio de milagro.
Objeto de todas las listas de trastos a tirar,
la negligencia de los que me quieren fuera
es lo único que me mantiene dentro.
Podrán disculpar mi cólera
al ver cómo todos sus habitantes
tratan de que él halle su hogar en este piso.
A mí nunca han llegado a leerme.
A él nunca han llegado a entenderlo.
Pero hay algo que todos aquí saben:
El Extranjero no es El Inmigrante.

No necesitan explicar lo que odian de mí
ni por qué persiguen mis palabras
porque los signos de exclamación
ladran más alto que los interrogantes.
Como un animal ajeno al ecosistema,
él se aloja en un estante encima de la ley.
Se comporta como si fuera algo más que una cosa,
como si nacer de una mano mejor
fuera una cualidad que el posee y yo no tengo,
como si el origen fuera algo más 
que un niño caprichoso y arbitrario.
Él sabe que yo no quepo en ninguna parte.
Él sabe que El Extranjero no es El Inmigrante.

Con frecuencia, oigo a mis dueños decir
que la buena literatura no es propiedad de nadie.
Cuentan los daños que los iguales a mí
han causado en otros apartamentos
y, en mi prosa blanca,
brilla el negro de la palabra culpable.
Tal vez sea mejor para todos
que me deje ver menos por las estanterías
y pase los domingos tranquilito en un cajón.
Al menos, no estaría mal disimular un poco
el color de mi cubierta.
Empezaron por no mirarme
y he terminado por no reflejarme en el espejo.
Empiezo a pensar que tenían algo de razón
cuando decidieron que, si me rompo,
es un gasto inútil repararme.
Quizá sea cierto.
Quizá El Extranjero no sea El Inmigrante.


sábado, 1 de abril de 2017

ACEPCIONES DE UNA HERMANA

Una amiga, una enemiga irreconciliable.
Un producto mejor de los factores de mi cara.
Un pétalo de ella que me dejó mi madre.
La viva imagen de mi infancia.

Un guantazo, una caricia, la misma mano.
Una socia en el negocio ruinoso de crecer.
La compañera de un juego que los dos ganamos.
Una niña de vuelta de ser mujer.

Una cómplice, una chivata, un salvavidas.
Una rama del árbol que me sujeta a la tierra.
Un corazón que late más fuerte cuesta arriba.
Un cuerpo hermano. Un alma gemela.

alfa  mayúscula, única compatriota.
Puerta de entrada a lo más hondo de mi casa.
El agua vive porque se abrazan dos gotas.
Dos gotas. Dos gotas de la misma agua.


miércoles, 22 de marzo de 2017

VIDA Y OBRA DEL LECTOR

Mi inclinación a escribir y la tuya a leer
nos ha unido en este tiempo medido en letras.
Yo me quedo en poner versos en un papel
pero sólo tú puedes hacer de ellos un poema.

Tú haces verdad los dogmas de un farsante.
El escritor no habla sino la lengua del lector.
Tomas mi silencio gráfico y cobarde
y lo conviertes en hazaña de nuestra voz.

Yo revivo mientras tú me relees.
Yo siento cuanto tú te conmueves.
No hay metáfora si no te vuelve del revés,
si no te mojas cuando sueño que llueve.

Sin cómplice implicado no hay autor confeso
que pueda curar la realidad con palabras
ni que transmita en dos sílabas la enfermedad del beso.
Yo existo lo que perduro en tu mirada.


lunes, 27 de febrero de 2017

INSIGNIFICANTE

En la inmensidad despiadada del universo,
disto mucho de ser siquiera insignificante.
Al mundo llegué en un agosto de Alicante.
Así, original como el veraneante medio.

De pronto, me veo próximo a la mediana edad.
De puntillas para rebasar la baja estatura.
Con la misma complexión que mi caricatura.
Con iguales motivos para reír que para llorar.

Tengo el mismo dios que una hormiguita.
He perdido la noción de lo que votaba.
Iba para español y me he quedado en nada.
Descerebrado antes que con una mente postiza.

Me he ocultado la muerte de mi madre.
Mis hijos me han enseñado a caminar.
Yo soy la persona más pequeña del plural,
uno de esos gilis que se creían singulares.

No me entenderás sin saber que estoy enamorado.
Escribo recostándome en su hombro de palabras.
Hago versos con mis propias manazas
cuando se me va el cariño de las manos.

Defiendo la teoría de que la carcajada
es la distancia más corta entre dos personas.
Que las guerras las gana el bando que perdona
lo aprendí tras matar y morir con la mirada.

Nunca cuento que soy funcionario hasta, al menos,
la séptima estrofa de la primera cita.
Mis domingos son de criptonita,
ayer y mañana empatan a cero.

No he hecho daño a nadie intencionadamente.
De qué servirá eso a quienes he herido....
Como todos los desconocidos,
yo me llamo Álvaro Trece.


sábado, 21 de enero de 2017

MI PADRE

Mi padre me enseña más de lo que yo aprendo.
Mi padre se pospone para que yo suceda.
Yo soy bueno con lo que de mi padre llevo dentro,
con las últimas fuerzas de niño que me quedan.

Mi padre sabe volar con los pies en el suelo.
Recibe las balas de frío que el invierno me dispara.
Se despierta temprano para que yo pueda tener sueños.
Hablo de mi padre cuando vuelvo a casa con las palabras.

Mi padre me transmite el ADN de su alma
cada vez que me renace con su calor.
Me late una cardiopatía azul y blanca.
Clase, los que se curran la segunda división.

Mi padre es ejemplo de que el verdadero león
no necesita serlo con un trono en la selva.
Dibuja la primavera en un grano de arroz.
Respondo mi padre cuando preguntan por mi tierra.