domingo, 26 de julio de 2015

ES LA IMPUNIDAD, ESTÚPIDO

Si Dios no fuera impune, no incumpliría
los mandamientos de su propia ley.
Si las nubes tuvieran que dar cuentas al cielo,
no levantarían su mano de lluvia contra la tierra.
Si el diccionario conociera el amor propio,
un beso aún significaría algo.
Si el sol no supiera que tiene otra oportunidad,
no nos dejaría a merced de la noche.

Si la historia pusiera los nudos sobre la mesa,
aquí no habría ni un fatal desenlace.
Si la moneda tuviera que dar la cara,
apostataría de la macroeconomía.
Si el león temiera que pudiese ser gacela,
rompería la trola de la cadena alimentaria.
Sí Adán no encontrara quien le diera una coartada,
compartiría a Eva el marrón eterno de la manzana.

Si conociera que será el último que escriba,
el poeta no daría su verso a torcer.
Si el reloj no se limitara a señalar,
no se precipitarían los acontecimientos.
Si el hombre viviera, aún, sobre los árboles,
todos los árboles estarían, aún, vivos.
Sí no operara la omertá de los tristes,
no ordenarían la muerte de la esperanza.

Si pasara algo donde no pasa nada,
los bostezos perderían la tierra de su país.
Si se castigara la avaricia,
desaparecerían las fronteras.
Si se penara la ignorancia,
desaparecerían las fronteras.
Si se sancionaran los complejos,
desaparecerían las fronteras.


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