domingo, 3 de abril de 2022

NO ME ATREVO A CONTARLE


El lector me aprecia porque yo
he sufrido las mismas derrotas que él.
Porque me cuento también entre los huérfanos.
Porque se me hacen largos los días 
en que se nos traga la tierra del domingo. 
Porque la mayoría de mis ríos
no van a llegar nunca al mar. 
Porque soy uno de esos que se morirán
como si no. Sin que el verano se pare.
Porque estoy hecho de chatarra y hueso.
Porque te miro con unos ojos que no tengo.
Porque me corre sangre medio muerta
por las venas de los versos. 
Porque escribo donde las puertas cerradas me derriban.
Porque verás poemas rotos en mi nombre.
Porque de mis errores aprendí
que fui más feliz cuanto más me equivocaba.
Porque yo sé que, tal vez, no haya vencedores
pero es seguro que aquí hay vencidos.
Porque tengo la mirada del color de noviembre.
Porque me han visto ser sonido de cristales rotos.
Porque me han visto llorar metal y fuego. 
Porque mi cuerpo ha recibido el castigo de la luna.
Porque, como todos los demás, 
intento en vano parecer distinto.
Porque me siento concernido cuando la tarde llora.
Porque voy palante como los insignificantes. 
Porque empezaron por no mirarme y he terminado
por no reflejarme en los espejos.
Porque no funciono como dice el envoltorio.
Porque la noche era un circo romano
y yo, un adolescente buscando un pulgar levantado
donde no había más que dedos hostiles. 
Porque hubiera preferido seguir viviendo
sin saber que la magia tiene truco.
Porque de todas las razones para hacer el bien
a mí me ha movido siempre la peor.
El lector me aprecia porque a mí 
me ha derrotado también el general invierno.
Así que... ¿Cómo voy a contarle esto?
¿Qué pensaría de mí si supiera
que, cuando invoco tres veces tu nombre,
todo eso se me olvida,
que, cuando invoco tu nombre tres veces,
ya nada de eso importa,
que, cuando invoco tres veces tu nombre,
el frío se va y la sombra se disipa
porque tú sucedes en mi boca.


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