con dos nietos ya
en las articulaciones.
Le perseguía
un consejo médico
por todas partes.
Aquel miércoles,
cuando esprintaba al trote,
encontró, casual,
lo que, entendió
después de una exploración,
era un dorsal
del, entonces próximo,
Cross de Atapuerca
caído, probablemente,
de la mano muerta
de un bolsillo
insuficiente.
Algo le empujó
a tomarlo a sabiendas
de que su camino
era el camino
opuesto a las cifras
y a los aplausos.
Tiendo a pensar
que lo hizo
por la misma razón
por que los hombres
de otra especie
miraron al horizonte
hasta que nosotros
vimos nuestra tierra.
Muy bueno!!
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