sábado, 2 de mayo de 2020

EL POETA

Cuando aquel domingo de tantas horas llegué sin proponérmelo al lugar último, los amos silenciosos de las voces no tardaron en darse cuenta de que yo, de entre todos los clanes de mis semejantes, era el poeta. Como no noté la diferencia, tuvieron que avisarme de que ya había muerto.


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