domingo, 5 de agosto de 2012

EL HIJO DE PEPA LÓPEZ

Te llevo puesta no como una corona de espinas.
Te llevo encima como la vida, como el nombre.
No acepto más verdades que tú misma.
No siento más caricia que tocarte a voces.

Tu mirada es todavía mi calor, mi casa.
Fui tan grande que soy un pedacito tuyo.
Ocurre que hay un amor que nunca pasa.
No hay viento que derrumbe
el frágil aliento de nuestra alma.

Cuando uno aprende a decir mamá
no sabe que nunca aprenderá nada tan cierto.
Cierro los ojos a corazón abierto
para verte curándome la soledad.

Me hiciste colorado de ti.
Nunca escucharás de mí la palabra adiós.
No me pierdo en invierno alguno:
donde está uno, estamos los dos.


1 comentario: