de todo menos de Castilla.
Llenas de matrículas de tan lejos
que cada uno está en su hogar
y todos lo echan de menos.
Llámalo soledad
o llámalo área de servicio.
Hay quien viaja por ganarse el pan,
los hay que por ver y no ver mundo.
Yo viajo por mear fuera de casa.
Cuando el reloj marca el momento
en que cualquier hostal
no parece mal puerto,
la carretera -huella de los pasos
de una torre, un mal fario, una iglesia-
de pronto ha muerto sin mirar atrás
y me ha dejado viudo aquí, en Toledo.
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